•13:19

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó por una trucha frita con papas sancochadas, ensalada de verduras y una chicha morada fría. “María, el consumo del alcohol está tan extendido en todo el mundo que han fracasado todos los que plantearon prohibirlo a lo largo de la historia. No hay que perder de vista que el licor es una droga. Legal, sí, pero una droga al fin y al cabo. Su consumo altera los sentidos y cambia los estados de ánimo. Por eso es tan peligroso conducir un vehículo después de haber bebido. La última desgracia provocada por el licor es el asesinato cometido por un carpintero
que acuchilló cinco veces a su amigo, con quien se emborrachaba, en Villa El Salvador.

A medida que se embriagaban comenzaron a recordar antiguas rencillas hasta que se agarraron a golpes. El carpintero terminó con la cabeza rota y corrió a su casa, de donde sacó un cuchillo con el que mató a su rival. Pasada la borrachera, el agresor debe estar lamentándose de su locura. Por emborracharse, también está preso Carlos Cacho, quien en ese estado atropelló a un peatón una madrugada en San Isidro.

Cuenta la historia que unos 300 años antes de Cristo, el más grande conquistador de todos los tiempos, Alejandro Magno, cuando ya se había
apropiado de casi todo el Oriente, organizó un gran banquete de celebración y se emborrachó con todo su séquito. Fue cuando discutió agriamente con Clito, uno de sus generales más fieles, capaces y queridos. En un arranque de ira, ensartó a Clito con una lanza y lo mató. De inmediato se arrepintió de lo que había cometido, pero ya era tarde.

Pasó tres noches llorando a su amigo y dicen que hasta intentó suicidarse. Crímenes por el alcohol han ocurrido siempre, pero no aprendemos. Quien gusta de tomar unos tragos, puede hacerlo, pero con responsabilidad. Cuidando que ese acto no afecte nuestras vidas. Si sé que voy a manejar, no puedo tomar. No vale eso de decir ‘solo una chelita’. ¡Mentira! Nunca es una. El alcohol también rompe matrimonios y causa enfermedades. El gran Frankie Ruiz acabó sus días, a los 40 años, víctima de la cirrosis por el abuso del alcohol y las drogas. El mundo perdió un tremendo cantante. Que nosotros no seamos las próximas víctimas”. Qué historias. Me voy, cuídense

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•10:49

El sonero de clase, de esos que llaman “de la mata”, sólo debe esperar su momento. La oportunidad se ha de presentar, tarde o temprano porque “los diferentes” son escasos, y por ello hacen historia. “Wiwi” Buznego pertenece a ese lote. Sigue en forma acelerada los pasos

de Frankie Ruíz, Ray Sabas y Tito Allen. Sus ídolos, sus maestros.

“De vez en cuando, al cantar, suelto la influencia que he tenido de ellos, es inevitable. Crecí oyéndolos, imitándolos, soneando como esos

señores, que son demasiado grandes; y así, poco a poco, creo que he ido bordeando mi estilo”, asevera el cantante, a quien muchos apodan “el sonero del 23”.

DE LAS GAITAS A LA SALSA

Pareciera ser una constante. Muchos de nuestros soneros se “descubren” en épocas navideñas. Las gaitas y los aguinaldos permiten el atrevimiento, porque no es fácil enfrentarse a un público ávido de talentos, pero en diciembre la masa es benévola, porque en las parrandas todo el mundo canta y la alegría es contagiosa. “Kutimba” Espósito y Fernando “Chino” Suárez vienen de esa estirpe. “Wiwi” se une al combo.

“Las gaitas fueron las que inculcaron en mí la alegría de la música. Yo me presentaba con mi charrasquita y vacilaba en los bloques con los muchachos. Esa época no la voy a olvidar jamás”.

William José Buznego Cánchica nació el 22 de mayo de 1963. Sus orígenes son sencillos. Viene de una familia conformada por siete hermanos, cinco de los cuales son cantantes, condición que heredaron de su padre José Gregorio Buznego Arroyo, quien los ha impulsado a materializar sus sueños. “Wiwi” lleva tiempo en el ambiente y cree que le ha llegado su oportunidad. Ha cumplido su pasantía y su nombre comienza a sonar con fuerza, dentro y fuera del país.

“El apodo de ‘Wiwi’ me lo encasquetó un tío. De pequeño, él me preguntaba cómo me llamaba y yo en mi balbuceo le decía ‘wiwi’, y así me quedé. Me dicen ‘el sonero del 23’ porque allí me crié y amo esa parroquia”.

La entrevista se produce en el “brake” de un toque en Caricuao, una parroquia que, como el 23 de Enero, se ha atestado de música y bembé. Los domingos, en los estacionamientos, los muchachos se conforman en grupos para descargar. Gente trabajadora que al mejor estilo del Bronx se apegan a la música para el obligado disfrute.

– ¿Qué vino después de la gaita?

– Música y más música. Digo que soy un salsero nato, porque hasta las gaitas las cantaba como si fueran salsa, y me reclamaban por ello. En mi casa siempre la rumba estaba encendida, porque allí hasta el gato cantaba.

Confiesa “Wiwi” que ha admirado con ahínco a tres soneros boricuas, como lo son Frankie Ruíz, Ray Sabas y Tito Allen. Precisamente, por el tono parecido a Allen llamó la atención cuando lo escucharon por vez primera en el “Festival Metropolitano de la Salsa” que montó la Alcaldía Metropolitana y que presentó a “Las Leyendas del 23”, la súper orquesta dirigida por “Tuky” Torres, una especie de “All Star” con músicos nacidos en el 23 de Enero, donde Buznego es uno de los cantantes al lado de Edgar “Dolor” Quijada, Armando Guaramato y Carlitos Hurtado.

“Tengo influencia de esos tres señores, pero sobre todo de Frankie Ruíz, a quien admiré y admiro sobre todos ellos. Tuve la oportunidad de cantar a su lado, improvisar un número que él hizo famoso, como La Cura. Eso fue en La Rinconada, en un concierto donde además de él se presentaron Nuestra Orquesta La Salsa Mayor y Los Hermanos Lebron. Aquello fue una experiencia inolvidable. A muy poca gente se le cumple el sueño de cantar al lado del ídolo. Para mí fue lo máximo, de verdad.

– ¿Luego?

– Nada. Él me felicitó, me aconsejó que continuara el camino trazado y me invitó a Nueva York. Me dio su tarjeta, que la conservo, pero al final no fui y al año murió. Su partida me afectó mucho. Te digo, es algo que jamás voy a olvidar”.

– ¿Comienzos profesionales?

– Fue en 1989. Un bongosero de nombre Adolfo López me recomendó con Silva y Guerra, porque estaban buscando un corista. Me presenté, hice la audición y quedé. Mis inicios fueron como corista y lo fui de Ildemaro, Cheo Valenzuela, Wilmer Cobos, Julio Moreno y Erick Francheski. A éste último le debo el favor de haberme recomendado con el maestro Natividad Martínez. Erick era su cantante y le dijo que yo podía hacer el trabajo cuando él se había salido de la orquesta. A Naty le gustó mi tono de voz y de allí en adelante comienza mi historia como solista, por eso yo digo que a “Wiwi” lo descubre Naty, y aprovecho esta entrevista para expresarle mi agradecimiento eterno. Lo malo puede olvidarse, pero lo bueno jamás.

– ¿Proyectos?

– Ahora mismo estamos en una de desarrollar lo que hemos aprendido. Gracias a Dios ha habido una buena aceptación y creo que he logrado un estilo propio. Finalicé una producción de salsa romántica, que también estoy en ese plano, pero lo mío es salsa dura, de la mata, como dicen. El género está de vuelta y todos debemos contribuir a que no decaiga. El CD lleva como nombre Atrapado.

“Wiwi” no se detiene. A comienzos de 2009, atiende una invitación a la ciudad de Atenas, Grecia, hecha por el empresario Niko Kosaki, dueño del local de música latina “El Palenque”, sitio que ha albergado a figuras de la talla de Hermán Olivera, Frankie Vásquez, Alfredo de la Fe, Ray de la Paz y su compatriota Orlando Castillo “Watussi”, entre otros. Allí compartió escenario con Amik Guerra, trompetista cubano de la Orquesta Mercado Negro, quien lo acompañó durante seis presentaciones. Recientemente dejó su voz en una producción de “La Negramenta”, orquesta barloventeña con la cual viajará a Colombia para abrir puertas, bajo el sello de Salsaneo Récords.

“El sonero del 23” ha acompañado a luminarias como Ismael Miranda, Cano Estremera, Júnior González, Cheo Feliciano, Luisito Carrión, Andy Montañez y Marvin Santiago, entre otros, pero su sueño es pertenecer a una orquesta como la de Willie Rosario, la “Apollo Sound” de Roberto Roena o la del fallecido Tommy Olivencia. Espera que los santos le cumplan la quimera. Que así sea.

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•8:45

El Chato Matta llegó al restaurante por un caldo de choros y cabezas de pescado. “María me timbró el gran Pancholón: “Chato, estoy en Dulanto, cantando salsa con unos cubanos que son mis hinchas y unas bebitas espectaculares. Vente ahorita, pero pasa por una farmacia y compra condones que esta noche es la noche, como diría mi tío Frankie Ruiz”. Llegué y encontré a Pancholón medio calato con dos trampitas en hilo dental. “Chato, tú eres varón y no malagradecido como el Chino del Callao.

Estoy dolido, odio a la gente desleal, tú sabes que fue mi “calichín”. El Chino no existiría, sino se hubiera cruzado conmigo. Le agarré camote y lo introduje en el mundo de las trampas, la salsa y el “dame que te doy”. ¡¡Pero mira cómo me paga!! Y me tiró una carta escrita en computadora y el membrete era de un prestigioso colegio. “Pancho, sé que cuando termines de leer estas líneas me odiarás. Y, de seguro, dirás que soy chueco, soplete, doble cara y mil insultos más. Quizá tengas razón, yo fui tu alumno y fiel discípulo. Por ti salí de virgen a los 30 años. Me presentaste a los calzoncitos sucios más ardientes y espectaculares de San Martín, el Callao, Los Olivos y Breña.

Claro que tampoco era gratis, pues siempre me pedías para el “telo” y hasta la gasolina de tu carro. Pero no puedo negar que aprendí mucho. Pero Pancho, ya han pasado casi 15 años y este Chinito ya se aburrió de la mala vida. Soy feliz con mi novia que es una señorita de su casa, que me quiere y no me rebusca los pantalones o me pepea como tus amigas. Esta carta, lo sé, te pondrá colérico, pero te voy a cantar la firme: Tú no eres feliz. Vives un mundo de fantasía, como Héctor Lavoe lloras por dentro y ríes para no llorar. Ya estás viejo, Pancho, ¡andas de cama en cama con chibolas que pueden ser tus hijas! Sé que cuando despiertas en el hostal de los infieles, “La posada”, te das vuelta y no sabes con quién estás.

Miras el techo, te da la pensadora y sufres por no tener una mujer que te ame de verdad. Este Chino, al que le decías gil, ahora, cree que te puede dar consejos. Pancho, ya estás en el ocaso. Hablé con mi novia y le conté todas las perradas que hicimos juntos. Ella me dice que a ti te falta amor sincero. Esas mujeres que paran a tu lado solo buscan pasarla bien, subir a una camioneta del año, trago, su sanguchón, su gaseosa y un sencillo. Lo siento, Pancho, pero ya no eres mi maestro. Más bien, yo te puedo dar un poco de cátedra porque voy a formar un verdadero hogar con mi novia Adelita”. Pucha, fue como una bomba, al terminar de leer, Pancho quemó la carta y me dijo: “Chato, mira cómo te pagan los cuervos como el Chino.

Miles de veces lloró en mi hombro. Ahora que está con novia, se cree bacán, pero que no alucine. Los tipos como él son perdedores por naturaleza. No va a durar en su relación. A los tres meses me estará timbrando para ir a trampear y me llorará que se siente enjaulado. Y allí verá mi venganza””. Pucha, ese Chino y ese Pancholón son la muerte. Un par de tramposos. Me voy sorprendida de esta pelea entre amigos. Cuídense.